viernes, 26 de noviembre de 2010

MMV '10

Si quieres correr, vivir y sentir un media maratón, no te pierdas la cronica siguiente, by Kiko



Con los deberes hecho hace dos semanas en la Media Maratón de Xirivella, llegaba a esta cita muy ilusionado, aunque no en unas condiciones físicas perfectas. La recuperación de la Media de Xirivella había sido rápida, y a los dos días ya salía a soltar piernas por el paseo, y la verdad es que poco más a parte de una salida con Guillermo, había sido el entrenamiento entre estas dos carreras. No tenía duda que acabarla no sería problema, pero eso de bajar marca, pues ni lo pensaba ni me preocupaba lo más mínimo si he de ser sincero, además, como ya he comentado físicamente venía un poco tocado, ya de unas molestias que tenía en la parte lateral del gluteo, como de un resfriado que poco a poco se estaba ocupando de minarme la moral, y que incluso me hizo dudar en presentarme el día de la carrera o quedarme calentito en la cama. Pero ya sabemos lo que nos gusta eso de “sufrir” y luego alardear de ello.
Suena el despertador, son las 7 de la mañana y mi moral puede con las quejas de mi cuerpo. Me preparo el desayuno de los campeones, con zumo, café, tostadas, jamón serrano, etcétera. Decido no tomar nada de lactosa, ya que creo que es la causante de molestias intestinales en las últimas carreras, y la verdad es que acierto. Mientras hago la digestión, me preparo el equipo: decido ponerme algo de “abrigo” para la carrera, ya que el día será fresquito, y la presencia de viento acusaría el mismo. Así opto por ponerme una camiseta técnica bajo de la camiseta de tirantes, unas mayas, pantaloncicos cortos y una braga para el cuello. Además de todo esto, mis dos geles, esta vez con cafeina, 5€ euros que me escondo en la zapatilla de por si acaso, mi Polar y el portal dorsals con el 3365. Con todo el equipo preparado, salgo hacia casa de Guillermo bien abriga con la bicicleta, y al pasar por Serreria veo como están montando el avituallamiento 1 en el Km5 y empiezo a ponerme un poco nervioso. Llego y me encuentro con Guillermo, son casi las 9 y salimos hacia el puerto, ya calentando un poquito y cruzandonos con muchos amigos por el camino, con los que compartiremos calentamiento y charlas precarrera. Entre ellos está el gran Boti, el cual ha bajado su tiempo en esta media hasta 01:32, y que se está preparando la maratón de Castellón… menudo crack!
Nos acercamos a las 9:30, hora oficial del comienzo de le carrera, y Guillermo, Santi, amigo de Guillermo del mundo de las travesias que nos acompañaría hasta el Km15, y yo cogemos posición en la salida, que estaba, como no, abarrotada. Según la organización se rozaron los 7000 participantes, sin contar la gente que fue sin dorsal. Para hacerse una idea, desde el pistoletazo de salida, hasta que cruzamos la linea de salida, pasaron casi tres minutos, entre empujones y más nervios. Cogemos la avenida del puerto, y la vista es realmente impresionante, ver toda la avenida repleta de gente subiendola. Estar atrás nos dejó una vista increible, pero el precio era la imposibilidad de coger un ritmo relativamente constante, era imposible hacerse hueco entre tanta gente, y hacer tu guerra sin que alguién te frenase. Pasamos por el Km1 en seis minutos, y eso ya empezó a mosquearnos bastante a los tres, que sumado al viento de cara que teniamos, hacía que no estuviera nada cómodo, y tenía las pulsaciones más alta de lo  que debería, para el ritmo en el que estabamos trotando. Guillermo empieza a ponerse nervioso, y no quiere tener que recuperar esos segundos perdidos en la recta final de la carrera, y opta por apretar un poco el ritmo, además, tiene la mejor idea del día: ¡invadir la acera! Aunque sabemos que esta mal, y que para eso cortan las calles, ese día es imposible no aprovecharse de vía para poder huir de la aglomeración. En el Km2 ya habíamos cogido el ritmo bueno, y en el Km3 ya teniamos todo el tiempo recuperado, y ya le estabamos arañando segundo al cronómetro, cosa que me mosqueo, ya que ibamos demasiado deprisa. Guillermo tenía el objetivo de bajar del 01:55:00 y quería marcarse un ritmo de 5:25, y no estaba dispuesto a que una marabunta de 7000 personas se lo impidiese. Pasando el primer puesto de avituallamiento, en el Km5, nos refrescamos un poco, nos da tiempo a posar un poco ante el objetivo de mis padres, aún tenemos fuerzas y podemos sonreir y bromear… Con el ritmo ya cogido, y la calle más despejada, empezamos a sentirnos cómodos, algunos, como Guillermo demasiado, y en la avenida baleares, con todo el viento de cara, aprieta un poco el ya de por si, buen ritmo que llevabamos. Yo, hago mi carrera, casi no llevabamos ni la mitad del recorrido, y ya tenía una media de pulsaciones por arriba de las 180ppm, y no me hacía nada de gracia afrontar los últimos 4 kilómetros con las pulsaciones por encima de 190ppm, así que dejo que Santi y Guillermo se separen un poco, siempre sin perderles de vista.


Por el Km8, mientras adelantamos el practicante de las 2 horas, el gran Groucho, veo que Guillermo se toma un gel, y visto lo visto, le sienta de maravilla, porque empiezan a apretar un poco más. Llegando al final de la avenida Baleares, y acercandonos al segundo punto de avituallamiento, y a la vez Km10, Guillermo se gira, me mira y pregunta si voy bien, que ve que me quedo atrás, a lo que yo le digo que son ellos los que van muy fuertes. A mi paso por el avituallamiento, pillo algo de agua, y me tomo un gel, el cual no es el mismo que en la media de xirivella, ya que este va con cafeina, y la verdad es que me fueron de categoria. Mi ritmo de carrera, aunque era unos 5 segundos más lentos respecto al grupo Santi-Guillermo, era bueno, y las pulsaciones las tenia dominadas en 180ppm, pero lo importante es que me encontraba de maravilla, aunque fuera solo. En la calle la Paz ya me sacaban 20 segundos, pero por mi cabeza solo pasaba “este último repecho, y lo demás es cuesta abajo” ya se que no se aprecia los desniveles, pero psicológicamente funciona.
Así que deje la plaza del Ayuntamiento y cogí la calle las barcas con una moral impresionante, siempre sin dejar de vigilar la gorra de Guillermo, que ya la tenía a 30 segundo, pero sabía que Santi ya había abandonado a Guillermo, y eso lo iba a notar. Paso por el último avituallamiento allá por el Km15, y aunque ya no estoy mirando el reloj, ni lo tiempos, se que voy bien, además, el extra de los cuatro rayos de sol que aparecen me enchufan un poco, porque los 13 grados que hacía en Valencia era para morirse. Pillo una botella de agua, le pego un trago y no la suelto, porque para la recta final me queda otro gel, y con agua entran mucho mejor.

Ya en el paseo de la Alameda empiezo a adelantar y a subir el ritmo, y al contrario que el año pasado, me encuentro de categoría, y por mi cabeza suena la frase “Este año no te adelantará ningún octogenario!”. Llegando a Serreria, y a un metro de Guillermo, en el Km17, decido enchufarme el último gel, trago de agua y le suelto a Guillermo: “Vamos a abajar de la hora cincuenta!” Se soprende y se alegra de verme ahí (creo que pensaba que ya estaba en una cuneta muerto…) y los dos empezamos a tirar por Baleares como si no estuvieramos bien. Pero fue entonces cuando oigo un pequeño sobre salto de Guillermo y se tira la mano a la pierna, y por la cara que pone, algo no va bien. Tiron en las piernas. Joder a estas alturas, y tan cerca de bajar tiempo… Guillermo empieza a ponerse nervioso, su objetivo no se lo va a quitar unos calambres. Entonces miro el reloj: 01:25:00, miro el punto kilómetrico: Km18, y le informo: “Vamos sobrados, tenemos 20 minutos para llegar y bajar tiempo!” pero realmente se ve que le duele, así que me pongo delante de él, e intento poner un ritmo “flojito” para llegar sin que vaya a peor, y cada dos metros unos cuantos chillidos de ánimos y ya estabamos en el Km20, Guillermo que nopara de preguntarme por el tiempo, y yo que le digo cada dos segundo que está chupao, y que el muy mamón, con amagos de rampa va a bajar mi tiempo de Xirivella… si puede hacer La Bocaina, no va a poder hacer esto? Entramos en meta bajando del tiempo, el pobre Guillermo muy tocado, y yo con las pulsaciones más bajas que a mitad carrera, y eso que el ritmo final no estaba nada mal, pero eso nos deja la ventana abierta para batir la barrera de la hora cincuenta!
Para mi, los últimos metros son los que más me gustan, cuando ves la meta, el reloj que te dice que has mejorado tiempo, todo lleno de gente aplaudiendo y animando, con el extra de que me mis padres me estaban esperando en la recta final y no sabeis la ilusión que me puede hacer pequeñas cosas como estas.


                                                                            Datos del Polar: 

                                                                                      01:52:37

                                                                            180 ppm AVG

                                                                           188 ppm MAX

                                                                               1490 KCAL

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