martes, 9 de noviembre de 2010

Crónica de la Mitja Marató Ciutat de Xirivella

07-11-10  Mitja Marató Ciutat de Xirivella


 No se como decidí  presentarme a esta prueba con tan solo una carrera de 10kms.  y un entrenamiento de 14kms. a mis espaldas. Puede que la salida que hicimos el martes día 2-Nov.  Jota, Miguel, Santi y un servidor fuera clave para presentarme a la media maratón. Pero aquí estábamos en otra carrera épica de las que hacen al hombre más fuerte, tanto en el plano físico como en el psicológico.
Tras el desayuno protocolario, avellanas, membrillo, mandarinas y café, partimos hacia la villa de Xirivella, con mi amigo Peter y su amiga Amparo. Buscando sitio para aparcar veo a Kiko  calentando a lo lejos, junto con su  “trainner” Victor Garcia, (casualidades de la vida, hemos estudiado 10 años juntos y Kiko sin saberlo) nos hacemos una foto y charlamos un poquito.

 Ya metidos en el ambientillo pre-carrera comentamos que esta es una prueba para disfrutarla, ya que 21kms y pico se nos pueden hacer eternos. Comentamos de ir juntitos, Kiko me mira de reojo…mmm…quiere ir a su ritmo, y le digo que mi ritmo es el suyo. Así que nos pusimos una velocidad cómoda al empezar,  a un tiempo de  5’30’’el km. Los primeros kilómetros sin demasiado esfuerzo para ninguno de los dos. Pedro y Amparo completarían una serie de kilómetros para acumular carga de cara a la media maratón de Valencia, así que opté por seguir el ritmo de Kiko que fue lo más correcto, aunque hubo varios amagos de querer ir más rápido, me iba conteniendo a medida que Kiko marcaba sus tiempos por kilómetros
Con un sol que apretaba,  tras dejar los campos de naranjos y huertas de Xirivella, llegábamos al km10 sin demasiado esfuerzo, unos pequeños kilómetros por dentro del pueblo, a avituallarse un poquito y otra vez  para fuera, esta vez era el polígono, y con bajada de un paso inferior que al subirlo se notaban ya los 13kms recorridos en las piernas, no se quien dijo que el correr era de cobardes, cuanta razón tenía. Ya por el km15 me tomaría mi primer gel milagroso, y digo milagroso porque fue tomarlo y parecer que fuese a más, pero vamos que el “coco” hace que veas el efecto placebo para después abandonarte, aguanté bien hasta el km.17 en el que mis piernas dijeron ¿Dónde vas chaval? A Kiko lo veía pero me era imposible seguirle, del 18 al 20 me adelantaron por lo menos 25 corredores, se me subió el gemelo un par de veces, pero yo...que de esto sabía en rato, aguanté como pude y poco a poco al ver los primeros adosados en la entrada del pueblo y el ánimo de la gente, añadido al subidón del último kilómetro hicieron que soltase todo lo que me quedaba dentro, sufriendo como solo a los sufridores nos gusta hacerlo.

  

La idea era bajar de las 2 horas y sabía que lo había conseguido. 1h.56’06’’
Ya en mente la media de Valencia en dos semanas.

A continuación la Crónica al detalle de Kiko
La XXVII Mitja Marato de Xirivella significaba la prueba de fuego, después de llevar casi cinco meses entrenando a las ordenes de Víctor García. El objetivo principal era tanto, bajar el tiempo que hice en la Media de Valencia del año pasado, de 02:11:34 y que las sensaciones físicas fueran a mejor.

El gran día empieza antes de que aparezca el sol, a las 6:00, cuando me levanto y me preparo el desayuno de los campeones, con tostadas de atún y zumo de naranja. Parece que la mañana va a ser fresquita, pero de las previsiones de lluvia, nada de nada. Me preparo la ropa que voy a llevar, la mochila y parto para Xirivella para llegar allí con tiempo.

El primer revés del dia me llega cuando Guillermo me llama al móvil, y me dice que la carrera no es a las 9, sino a las 10! Perfecto! yo ya estaba llegando a Xirivella, así que no iba a tener problemas de tiempo... Al llegar allí y empezar a prepararme, el segundo revés, me había olvidado los geles en casa! No había empezado la carrera y ya estaba de los nervios! Pero bueno, aparece mi entrenador sobre las 9 de la mañana, a las 9:30 empiezo recojo mi dorsal número 325 y empiezo el calentamiento. Es entonces cuando me encuentro a Guillermo, que va a recoger su dorsal. Ya empiezan los nervios! Guillermo quería que fuéramos juntos, como en la Media de Valencia del año pasado. En un principio no lo vi una gran idea, ya que no quería coger el ritmo de nadie, y quemarme antes de tiempo o llevar un ritmo que no era el mío, pero el equipo Ka es así.
10:00 y pistoletazo de salida! Mucha gente, según la organización, casi dos mil personas. Al principio un poco de confusión con Guillermo “Desde donde empezamos a contar?” “Donde esta la línea de salida?” y aparece en el suelo una línea minúscula en el suelo “Mierda!” yo ya lo había activado... pero bueno, ahora a concentrarse. Mucha gente, cuesta adelantar, te agobias y te alteras al no ver hueco para adelantar, pero poco a poco se va aclarando la carrera y podemos coger nuestro ritmo sin hacer frenadas ni acelerones. Mi objetivo era empezar a rodar a 175 ppm, donde me encuentro muy cómodo. Guillermo y yo rodamos los primeros kilómetros sin problemas, pero debido a la aglomeración, y a que los puntos kilométricos están pintados en el suelo y no se ven nada (cosa que es desesperante) no sabemos a cuanto estamos haciendo el kilómetro. Al llegar el Km 2 vemos que estamos rodando a un poco más de 5:30, pero estamos muy muy cómodos y seguimos a este ritmo. Otro punto negativo, es que durante los primeros kilómetros llegamos a pasar tres veces por la misma calle, y eso llega a ser un poco aburrido, al menos para Guillermo y para mi.  Llegamos al primer punto de avituallamiento sobre el Km 6, cogemos un poco de agua y seguimos la marcha, a 5:30 el kilómetro y sin superar las 175 ppm, así que íbamos realmente bien, aunque durante un par de kilómetros me entra un poco de flato que me acojona un poco, pero intento coger una buena respiración regular y desaparece como apareció. Aunque no son pronunciadas, hay unos repechos, que para más satisfacción nos pillan con el aire de cara. La carrera abandona el pueblo y nos meten por las huertas y polígonos industriales, donde no encontramos un alma que nos de unos aplausos de ánimo, quitando de los organizadores. Empezamos a hacer nuestra cuentas, “A este ritmo bajamos de las dos horas?” me pregunta Guillermo, le respondo que a este ritmo bajaremos mucho la marca del año pasado. Ni yo mismo me creo la comodidad con la que seguimos este ritmo, ya que parece que no estamos forzando para nada, pero también me imagino, que este ritmo empezara a pesarnos más adelante.
Llegamos al Km10, miramos el reloj, y nos damos cuenta que los últimos kilómetros los hemos hecho bajando de 5:20, ya que pasamos por el punto kilométrico con un tiempo poco inferior a 54 minutos. Es entonces cuando mi cabeza sigue haciendo cálculos y más cálculos y empiezo a creerme eso de que puedo bajar de las dos horas, pero mi parte más conservadora me recuerda que el año pasado, cuando llegó el fatídico kilómetro 18, mis fuerzas me abandonaron y y mi ritmo bajo casi hasta los 7 minutos el Km, así que intento no emocionarme. En el Km 12 pasamos por cuarta vez por la salida, y allí está Víctor preguntando como vamos a lo que me sale un “de puta madre!” con una sonrisa de oreja a oreja. Más tarde me comentó que se nos veía muy enteros, y que parecía que podamos apretar un poco más. Con más de la mitad de la prueba pasada, Guillermo y yo decidimos que es momento para meternos los geles, aunque el cuerpo aún nos responde de categoría, así que cogemos un poco de agua del siguiente avituallamiento, y seguimos la marcha a ritmo de 5:30 el km, eso si, yo empiezo a subir las pulsaciones, y me pasan ligeramente de 180 ppm, pero es una de esas cosas con las que ya contaba.
Es en estos momentos cuando empiezo a pensar en el Km 18. El año pasado es donde pinché, y no quería repetir la misma historia, quería llegar “bien”, quería poder hacer los últimos tres kilómetros a un buen ritmo y no joder mi buen ritmo. Sabía que si llegaba físicamente bien al maldito kilómetro, el resto de las fuerzas que me quedaban, y sobre todo, mi cabeza, harían el resto. Soy de los que piensa que llega un punto en la carrera, en el que tu cuerpo necesita de tu cabeza para funcionar, para tirar adelante, saber llevar esos últimos es realmente importante.
Mientras tanto, Guillermo y yo seguimos juntos, y la verdad es que me alegro de tenerlo a lado, porque vamos haciendo relevos, el tira en algunos momentos y en otros voy tirando yo, y vamos alternando el típico “Vas bien?”. Llegamos al Km 14 y empiezo a notar el desgaste del ritmo que llevamos, aunque noto que estamos bajando el ritmo a casi 5:40, y esto empieza a preocuparme porque aún nos quedan un tercio de la prueba por delante. Sobre el Km 16 nos encontramos con el último avituallamiento, pillo una botella y me refresco un poco la cara, porque aunque estemos en noviembre, hacía un sol de justicia. Entre el Km 16 y el Km 17 es cuando realmente me acojono, ya que Guillermo empieza a coger un buen ritmo y poco a poco se empieza a despegar de mi; otra vez se repite la historia del año pasado, cuando Guillermo y yo corrimos la Media de Valencia, y en el mismo kilómetro me dejó atrás. “No puede ser” empiezo a verlo negro de golpe, y decido intentar que no me saque más de dos metros, y finalmente consigo pegarme a él otra vez, aunque el cuerpo ya empieza a sufrir, y las pulsaciones se están acercando a 186 ppm. Vuelvo a coger confianza, y solo espero que Guillermo no arranque, porque sino, si que me quedo clavado allí, porque no estoy para hacer otro esfuerzo como el anterior para no perderlo. Entonces Guillermo dice “Joder, mira quién viene por ahí”, me giro, y lo veo, “El del carrito!” “El del carrito” es un buen hombre, que le resulta tan sencillo hacer una media maratón por debajo de las dos horas, ha decidido, hacer medias maratones llevando un carrito con sus DOS HIJOS! Claro, eso te deprime un poco en el momento que ves pasar a este personaje, crack, pero que maldices mil y una vez.

Justo nos pasa, empiezo a encontrarme un poco mejor, y soy yo el que sube el ritmo, y empiezo a seguir a “El del carrito”, pero veo que Guillermo se queda. Me siento fuerte y con la cabeza clara! Buscando el Km 18 me cruzo con Borgia Ferrer, “Esto es menos duro que el Fondo de Siete Aguas, eh!” ya que también compartí con él esta carrera este mismo verano. Sigo unos metros a su lado, aún quedan fuerzas para charrar un rato y sigo para adelante, miro el reloj, y ya lo veo casi claro, bajar de las dos horas va a ser más que posible! A todo esto, y para regocijo mío, conseguí pasar a “El del carrito” antes del Km 18, con lo que la moral, la tena muy muy alta, sumado a que estaba pasando a mucha gente en la recta final de la carrera. Pasado el Km 18 decido echar mano del último gel, esperando que tenga un efecto milagroso y me de un último empuje. Lo tengo claro, solo me quedan tres kilómetros, y en mi cabeza me digo, “Primero uno, luego otro, y esto ya esta hecho!” Solo pienso de kilómetro en kilómetro, no más allá del siguiente, no en la meta, solo en el siguiente kilómetro y en no perder el buen ritmo que había vuelto a pillar, bajando otra vez de los 5:30. Como no, las pulsaciones ya las tenia en 188 ppm, y sabía que iban a subir aún un poco más en la recta final, pero eso no me preocupaba a estas alturas, ahora tocaba tirar de casta y dejar que la cabeza rematara la faena. Cada tramo con viento a favor se agradecía en los últimos tramos, hasta que llegamos otra vez a rodar por dentro del pueblo, y algunos que otros aplausos te subían un poco el ánimo, que falta hacía. Pasado el Km 19 parecía que no existía el Km 20, no llegaba, y sin duda fue el kilómetro más duro de la Media, pero llegó, y pasado, supe que ya estaba hecho, que solo me quedaban menos de seis minutos para terminar, y el objetivo de bajar de las dos horas, estaría cumplido. Solo me quedaba la recta final, poco más de 500 metros, que parecían eternos, en los que desistí de hacer un último gran esfuerzo, ya que ni el cuerpo me lo iba a perdonar, ni iba a mejorar mucho la marca, así que dispuse a disfrutar de los últimos metros, pensando en la carrera, y los casi cinco meses de entrenamiento, dieta, y esfuerzos, y como valió la pena el sacrificio sufrido. También me pasaba por la cabeza, que no volvería a correr una media maratón en muuuucho tiempo.

Mi tiempo final 01:53:55, y otros datos 180 AVG ppm, 190 MAX ppm, 1512 KCAL. Lo había conseguido, reducir en poco más de 17 minutos, la marca del año pasado, y lo que es más importante, aún no había llegado al coche, y ya pensaba en la media maratón de Valencia, y en las ganas de participar que tenía.

Lo que me queda del día de la carrera es un dolor de cuadriceps enorme, y unas ganas de seguir corriendo aún mayores, aunque ya estoy pensando en tocar otras modalidades de running...

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